El pleno del Congreso de la República aprobó, en primera votación, el dictamen que plantea el retorno de la bicameralidad, restableciéndose así el Senado, una cámara reflexiva que no contaría con iniciativa legislativa.
De acuerdo con la propuesta de la Comisión de Constitución, presidida por la legisladora Martha Moyano, la cual debe ser ratificada en la siguiente legislatura; la Cámara de Diputados estará integrada por 130 representantes que tendrán un rol político; mientras que el Senado constará de 60 personas.
Pero, ¿es adecuado que retorne la figura de la bicameralidad en el Parlamento? Willax.pe se comunicó con el expresidente del Tribunal Constitucional, Ernesto Álvarez, y el exministro de Relaciones Exteriores, Miguel Ángel Rodríguez Mackay, con la finalidad de conocer sus posturas ante dicha interrogante.
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Para Álvarez, el regreso del sistema bicameral no conlleva aspectos negativos, por lo que resulta idóneo implementar la Cámara de Senadores.
"En principio, toda reforma constitucional tiene un aspecto negativo y positivo. En particular (acerca del dictamen), bajo la teoría constitucional, no existe prácticamente aspecto negativo, desde el necesario control intraórgano, que significa el Senado, ante una Cámara de Diputados; hasta la necesidad de contar con políticos y profesionales de trayectoria que compensen la emotividad e inmediatez de las decisiones tomadas por los diputados", declaró.
"El Senado, más que nunca, es necesario en nuestro país. Además, dos cámaras hace imposible el control que un líder del Poder Ejecutivo, con talante populista, pueda efectuar en un país como el nuestro, donde las personas se guían más por la emoción que por la razón", agregó.
NO SE DUPLICARÍAN FUNCIONES
Considerando que ambas cámaras permitirán una mejor producción de leyes, el extribuno aclaró que estas no duplicarían funciones.
"No se duplicarían funciones, porque las leyes ordinarias no requieren que pasen al Senado para ser debatidas y aprobadas. Allí (en el Senado) se deben llevar las leyes sobre economía y finanzas, reforma constitucional, desarrollo constitucional, leyes orgánicas, tratados y convenios internacionales, y elección de altos magistrados del Estado", indicó Álvarez Miranda.
"Se podrá seguir aprobando leyes sin mayor interés, pero cualquier ley que signifique comprometer el presupuesto del Estado o la interpretación y desarrollo constitucional, tendrá que pasar por el Senado, donde habrá personas que, por su experiencia y trayectoria, tendrá una mayor capacidad de reflexión. Además, como es una cámara más pequeña, esta podrá encontrar consensos de una manera rápida. Entre sus miembros es factible que se puedan escuchar, en lugar de dar discursos breves que carecen de contenido técnico o interés público", añadió.
TAMPOCO SE TRATA DE UN FENÓMENO DE GASTO
Por su parte, Rodríguez Mackay se mostró también en favor de la bicameralidad, subrayando que el Senado "es el segundo momento en el que hay más naturaleza reflexiva que apasionada, la cual suele haber en la Cámara de Diputados".
"El resultado normativo por un proceso bicameral garantiza vigencia en el tiempo y legitimidad", sostuvo.
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En esa línea, el excanciller adujo que el sistema bicameral no debe percibirse como un "fenómeno de gasto".
"La bicameralidad es adecuada y correspondiente, y no debe verse como fenómeno de gasto, sino como una inversión para la mejor producción normativa. Si cada uno conoce el rol de senado y diputado, siempre he creído que la idea del gasto es absolutamente subsecuente", refirió.
