El izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva, líder del Partido de los Trabajadores (PT) y candidato a presidente de Brasil, cambió su postura en su discurso sobre el aborto y generó una fuerte repercusión no solo de quienes lo apoyan, sino también de su rival, Jair Bolsonaro, y el electorado más religioso, vinculado al evangelismo y afín con el actual presidente brasileño.
Antes Lula decía que el aborto era un “problema de salud pública” y que “todo el mundo debería tener derecho”.
No obstante, ahora sostiene: “No solo estoy en contra del aborto, sino que todas las mujeres con las que me he casado están en contra del aborto”.
“Creo que casi todo el mundo está en contra del aborto. No solo porque somos defensores de la vida, sino porque debe ser algo muy desagradable, muy doloroso para alguien abortar”, añadió.
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A pesar de eso, aclaró que hoy el tema del aborto no es competencia de un presidente, sino que debe ser debatido en el Congreso, y destacó que la mujer es la que “tiene hegemonía sobre su cuerpo”.
Todos los analistas políticos de Brasil vincularon este discurso en plena tensión por la segunda vuelta de las elecciones, que se desarrollará el próximo 30 de octubre, con la búsqueda de apoyo en un sector religioso donde Bolsonaro tiene mayor adhesión.
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