"Si nos traicionan, los condenaremos con muerte social como todo excremento de perro traidor", es una de las confesiones de José Quispe Zúñiga, hijo biológico de Víctor Quispe Palomino, alias 'Camarada José', y de la terrorista Elena Zúñiga Córdova, alias 'Camarada Elena'; quien sería el sucesor de su padre en el autodenominado 'Militarizado Partido Comunista del Perú'.
Era el hijo elegido para tomarle la posta en la jefatura de esta organización terrorista, que adoctrina y entrena ejércitos de niños y niñas, quienes repiten como un disco rayado su maldita ideología terrorista y tiene su base de operaciones en el vraem.
Gracias al minucioso trabajo de inteligencia de la Dircote, la exitosa operación 'Lobo 2023', terminó con la captura de cuatro mandos terroristas, el comité central, en un futuro cercano, de este grupo narcoterrorista.
José Quispe Zúñiga, alias 'José Niño', es uno de los primeros pioneritos educados en la escuela de este clan, escindido de Sendero Luminoso cuando Abimael Guzmán, detenido, optó por cambiar de método. 'Jose Niño' tuvo como maestros sus padres y tíos los sanguinarios Quispe Palomino.
Enmarrocado de pies y manos, siendo detenido por agentes de la Dircote, paradójicamente desarmado, mientras se encontraba realizando, junto con sus camaradas, acciones de reglaje, una base contra subversiva en el centro poblado de Mayapu, en Huanta, Ayacucho.
Junto a él, fue detenido Iván Quispe Vargas, de 23 años, sobrino de alias 'Camarada José', con quien sonríe en una selfie del terror.
Es hijo biológico de alias 'Camarada Vilma', la desalmada terrorista y vocera oficial del Militarizado Partido Comunista del Perú, que mediante este audio, azuzaba la población tomar varias ciudades del país durante las violentas protestas.
Hoy convertidos en temibles terroristas y sucesores de la cúpula del autodenominado Militarizado Partido Comunista del Perú, como Romeo Campos Mancilla, de 19 años, y Jason Andrés Ramos, de 24. También hijos de padres y madres narcoterroristas.
Eran los integrantes de la Guardia Dorada, el pequeño ejército de confianza, del peligroso y sanguinario narcoterrorista Víctor Quispe Palomino, cuya cabeza tiene un precio para la justicia estadounidense de 6 millones de dólares.
A simple vista pareciera que no matan ni una mosca, pero según la Dircote y el Ministerio Público, las manos de estos expioneritos están manchadas con mucha sangre.
La noche del 12 de noviembre fueron sorprendidos por agentes de la Policía Nacional y del Ejército Peruano, mientras planeaban un atentado terrorista. En su poder, se encontraron celulares, radios de comunicación y claves terroristas, que hoy están en poder del Ministerio Público.
