Días antes de que Pedro Castillo asumiera el cargo de presidente de la República, sus financistas de campaña y amigos chotanos ya se estaban repartiendo las obras del Ministerio de Vivienda en todo el país.
Así lo reveló un colaborador eficaz al Equipo Especial contra la Corrupción en el Poder del Ministerio Público. Describió con lujo de detalles las reuniones y todas las movidas del censurado exministro Geiner Alvarado para lograr estos ilícitos propósitos.
El mencionado exfuncionario fue uno de los cuatro ministros inamovibles de los 4 gabinetes de Pedro Castillo desde el inicio de su gestión. Llegó a la cartera Vivienda y Construcción por recomendación de su compañero de universidad y financista de la campaña del jefe de Estado, Abel Cabrera Fernández.
Luego este, según la versión del colaborador eficaz, le regresaría el favor en forma de contratos de obras de saneamiento y construcción en todo el Perú.
La fortuna también le llegó a Alejandro Sánchez Sánchez, el dueño de la casa de Sarratea en Breña.
Según el testigo clave, Sánchez Sánchez era quien en realidad mandaba dentro del Ministerio de Vivienda. Su poder se lo debía a que financió la campaña del dignatario a la Presidencia.
“En el caso de Alejandro Sánchez, él coordina directamente con el ministro de Vivienda Geiner Alvarado y con el señor Salatiel Marrufo Alcántara, hasta ahora jefe del gabinete de asesores, a razón de que él pidió a Pedro Castillo que los ponga, los designara en esos ministerios, con ese poder Alejandro Sánchez direccionaba los procesos de contratación y por haberlos puesto el señor Alejandro Sánchez les señalaba a Salatiel y Geiner que coloquen personas en el ministerio”, anotó el colaborador
El arrepentido colaborador eficaz corrobora dos importantes hechos ante el fiscal Raúl Martínez Huamán. El primero: que una vez más se acusa al propio presidente Pedro Castillo de ser el líder de una organización criminal.
Mientras que, el segundo, que desde el inicio del gobierno se puso la puntería a ministerios claves como el de Vivienda y Construcción donde, un ministro hecho a la medida, en este caso Geiner Alvarado, no solo participaba en reuniones clandestinas para el reparto de las licitaciones, sino que además instaló el llamado “Buró político”, conformado por el grupo de los “Chiclayanos” para ganar dinero fácil.
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