La Uveítis es una enfermedad ocular poco conocida que afecta a un creciente número de personas en todo el mundo. Según el Grupo Internacional de Estudio de Uveítis (IUSG), esta condición contribuye aproximadamente entre el 5% y el 20% de los casos de ceguera en el Perú desarrollados.
Su detección temprana y tratamiento adecuado previenen posibles complicaciones y la pérdida permanente de la visión.
TAMBIÉN PUEDES VER | 'Perú Picarón, Panes y Postres' llega a Miraflores para endulzar el mes morado
Las uveítis se caracterizan por la inflamación de los tejidos que están dentro del ojo, como la retina o la úvea. Pueden producir enrojecimiento y dolor ocular, fotofobia (dolor al ver la luz), visión borrosa o aparición de manchas en el campo visual.
Las causas de las uveítis son diversas y se pueden dividir en dos grupos: uveítis infecciosas y uveítis no infecciosas. El Dr. Carlos Siverio Llosa, especialista de Oftálmica Clínica de la Visión, nos brinda más información sobre estos dos grupos:
- Uveítis infecciosas: causadas por microbios como virus, bacterias, hongos o parásitos que pueden infectar la úvea y otras estructuras oculares. Una de las uveítis infecciosas más comunes es la toxoplasmosis ocular, generada por un parásito microscópico llamado toxoplasma. Este microbio reside en el intestino de los gatos y produce huevos que son eliminados en sus heces. Los humanos se contagian al ingerir los huevos del parásito presentes en agua o alimentos contaminados o al estar en contacto cercano con estos felinos. Puede también transmitirse de la madre al feto durante el embarazo. Otra causa común de uveítis es el virus del herpes simple. Las personas propensas a episodios de herpes simple labial pueden tener mayor riesgo de desarrollar uveítis por este virus.
- Uveítis no infecciosas: causadas por un mal funcionamiento del sistema inmunológico que genera una reacción inflamatoria en contra de los propios tejidos del paciente, en este caso, de los tejidos intraoculares. La uveítis no infecciosa (o autoinmune) más frecuente es la uveítis anterior, en la cual se inflama el iris (la membrana interna que le da el color al ojo). Esta uveítis se presenta con dolor ocular intenso, enrojecimiento y molestia con la luz. Por otro lado, hay uveítis no infecciosas que afectan la retina. El riesgo de ceguera por este tipo de uveítis es mayor si no se trata oportunamente.
Prevención y tratamiento de las uveítis
Lo más importante para la prevención de complicaciones y pérdida de la visión por uveítis es hacerse ver por un médico oftalmólogo apenas se presenten síntomas como ojo rojo con dolor, o aparición brusca de visión borrosa o de manchas en el campo visual. El diagnóstico lo realiza el especialista con el examen oftalmológico y de ser el caso, se agregan pruebas adicionales para encontrar la causa de la uveítis. Se recomienda a las personas que crían gatos, mantenerlos en casa para que no se contagien con toxoplasmosis y llevarlos al veterinario periódicamente. Así mismo, lavar bien las verduras y hervir el agua antes de consumirlas, pues pueden contener huevos de toxoplasma.