El Tribunal Supremo de Alemania ratificó la condena contra una mujer, identificada como Irmgard Furchner, exsecretaria del campo de concentración de Stutthof (actual norte de Polonia), por complicidad en 10.505 casos de asesinato en el marco del plan de exterminio de los judíos del régimen nazi.
Según medios internacionales, Furchner, que actualmente tiene 99 años, trabajó como secretaria del campo entre junio de 1943 y abril de 1945.
La Audiencia Provincial de Itzehoe había considerado que con su trabajo la mujer había ayudado al plan de asesinato sistemático de los prisioneros y la había sentenciado a dos años de cárcel, conmutables por libertad condicional.
La condena contra Furchner es la primera contra un civil acusado de participar en el Holocausto.
Su defensa había interpuesto un recurso que fue rechazado ahora por el TS, por considerar que no estaba claro ni probado que fuera consciente de lo que ocurría en el campo, ni que su trabajo colaborarse en un proceso de asesinato sistemático.
El proceso ha generado atención por varias razones como la avanzada edad de la acusada. De momento, hay tres procesos pendientes, pero en dos casos los tribunales han considerado que los acusados no están en condiciones de que se les siga el proceso.
¿POR QUÉ TARDÓ LA JUSTICIA?
En Stutthof, cerca de la actual ciudad polaca de Gdansk, estuvieron internados entre 1939 y 1945 110.000 personas. Cerca de 65.000 fueron asesinadas.
El caso Furchner ha revivido la pregunta de por qué la justicia alemana tardó tanto en llevar a los tribunales a cómplices de los crímenes nazis.
Una sentencia del Tribunal Supremo de 1969 dificultó la persecución de los responsables al exigir que a estos se les tenía que probar su complicidad en casos concretos y mostrar una causalidad entre sus actos y los crímenes.
Eso llevó a que se archivaran varios procesos, incluso contra guardias que habían participado en la selección en la rampa de Auschwitz.