El expresidente del Perú, Alejandro Toledo, ha sido condenado a 20 años y 6 meses de prisión por su implicación en el caso Odebrecht, la mayor trama de corrupción en América Latina.
En el último juicio marcado por tensiones, el exmandatario, conocido por su estilo "carismático", utilizó su habitual retórica para proclamarse "inocente", a pesar de las abrumadoras evidencias en su contra.
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Durante la audiencia, Toledo se despidió de su libertad con gestos cómicos y desafiantes, mientras el fiscal José Domingo Pérez y su abogado, Roberto Su, intercambiaban acusaciones sobre la veracidad de las declaraciones del esposo de Eliane Karp.
Este último, apodado el "hombre que no podía dejar de mentir", enfrentó el escándalo de haber recibido 31 millones de dólares en sobornos por medio una red de empresas que incluía a su suegra.
Así es el ocaso de los poderosos que ocuparon la silla presidencial y, con falsía, ilusionaron a un pueblo, quienes hicieron de su senda un "show de mala comedia y corrupción".
La travesía judicial de los involucrados en el caso Lava Jato recién empieza. Más temprano que tarde, se multiplicarán las condenas y los lamentos.
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