En las últimas semanas, los puertos pesqueros han estallado en protestas. La escasez de calamar gigante, conocido como pota, ha llevado un aumento drástico en su precio, afectando gravemente pescadores artesanales en el litoral del Perú.
El problema radica en la intensa y continua depredación de pota por parte de enormes embarcaciones chinas que operan en nuestras costas.
Un equipo periodístico de 'ContraCorriente' se adentró más allá de las 200 millas marinas para documentar cómo estas flotas, que cuentan con tecnología avanzada y métodos de pesca agresivos, están capturando recursos que deberían estar al alcance de los pescadores locales.
A bordo del buque de la Armada Peruana Río Tumbes, el equipo encontró una "ciudad flotante" de barcos chinos, que iluminan la noche para atraer pota desde las profundidades. Aunque oficialmente se encuentran en aguas internacionales, sus actividades tienen un impacto directo en los ecosistemas peruanos.
El país ha sido criticado por no tomar medidas más efectivas. A pesar de un decreto que busca controlar el ingreso de estas embarcaciones, muchos barcos han eludido las regulaciones. La situación ha llevado cuestionar si el gobierno prioriza las relaciones comerciales con los chinos sobre la protección de sus propios recursos marinos.
Los pescadores artesanales, que operan con métodos tradicionales y escasos recursos, están perdiendo la batalla. Mientras las embarcaciones chinas operan con mano de obra que enfrenta condiciones laborales precarias, el futuro de la pesca artesanal en nuestra nación se ve cada vez más comprometido.
Así es esta cruenta competencia en altamar. La búsqueda de los chinos por tener el dominio de la pesca de pota en el mundo nos impacta, y lo más increíble es que les estamos dando las facilidades para que el siniestro sistema continúe fuera y dentro nuestras aguas.
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