No hay oscuridad que pueda ocultar las lágrimas de Piero Quispe y Aldo Corzo. No hay oscuridad que apague la devoción de Jorge Fossati, quien no tuvo reparados de arrodillarse en el césped para agradecer a Dios por esta dicha. No hay oscuridad que silencie el grito de campeón.
Universitario de Deportes está viviendo el sueño perfecto: venció a Alianza Lima 2-0, se coronó campeón nacional, y dio la vuelta en el estadio Alejandro Villanueva.
Todo imaginaban que la 'U' llegaría golpeado luego de que, en el partido de ida, los íntimos lograron igualar 1-1 sobre el final. Sin embargo, no fue así, salió a atacar, sin complejos y solo confiando en su esquema que lo llevó a esta instancia.
La consecuencia de ese atrevimiento fue que a los 2' del primer tiempo. Edison Flores aprovecha un centro de Andy Polo para que anote de cabeza, silenciando Matute.
Por su parte, los blanquiazules no salían del desconcierto, no solo por el tanto en contra, sino también porque los futbolistas no entendieron el experimento que hizo el técnico Mauricio Larriera, quien apostó por un esquema de 3-5-2, cuando nunca lo había utilizado desde que asumió las riendas del cuadro victoriano.
Sobre los 36', Larriera en su intento de recomponer su equipo, decidió por el ingreso de Franco Zanelatto por Oswaldo Valenzuela, mejorando ligeramente a su equipo. Zanelatto tuvo una opción de marcar el empate a través de un cabezazo a los 44 minutos. Hernán Barcos sacó un disparo, pero el balón se fue por encima del arco, en los minutos de descuento de la primera parte.
En el segundo tiempo, ingresaron Bryan Reyna y Gabriel Costa en el plantel blanquiazul. Si bien Alianza ganó peso ofensivo con estos cambios, nunca encontraron la claridad para generar opciones de gol en el arco de José Carvallo.
Lo mismo sucedió con el correr de los minutos. Alianza dejó espacios y sobre los 81', la 'U' sentenció el partido con golazo de Horacio Calcaterra, quien realizó un buen remate que dejó sin reacción al guardameta Campos.
Tras ello, llegó el pitazo final, haciendo los cremas rompan el maleficio de una década sin campeonar, cumpliendo el sueño de obtener la estrella 27. Lo lamentable vino después, cuando apagaron las luces del estadio de Matute para evitar que los merengues puedan dar la vuelta olímpica.